Mis hijos eran aún muy pequeños cuando empezaron a presenciar la violencia que su padre ejercía sobre mí. No quería separarme, por ellos aguantaba todas las humillaciones. Mi marido decía que si me iba me los quitaría y no volvería a verlos nunca más. Sin embargo, debí haberme ido porque los niños también sufren ahora malos tratos y se ha trastornado su conducta. Su padre sólo quiere imponer su dominio y voluntad a base de golpes sobre toda la familia y ahora mis hijos tienen problemas en la escuela, sufren retraso escolar, se han vuelto violentos y creen que pegando y maltratando a otros niños y niñas van a conseguir sus objetivos. Es lo que ven en casa, yo siempre hago lo que su padre quiere porque tengo miedo a los golpes.

HIJOS
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