Antes de casarme trabajaba, pero mi novio me dijo que “…él era muy hombre y que su esposa debía quedarse en casa para estar como una reina y él como un rey…” Creí en sus palabras y me quedé en casa, limpiando, lavando, planchando, cocinando y esperando una palabra de afecto o reconocimiento del “rey” por mis desvelos. Sólo recibí agresiones, casi desde el primer momento. Pensé en marcharme, pero los hijos vinieron muy pronto y no quise hacerlo ¿De qué íbamos a comer? Ahora ya no valgo para nada, sólo sé trabajar en la casa. Tampoco he podido ahorrar nada, pues me da el dinero justo para la compra diaria y él me pide las cuentas del mercado cada día. No sé cómo salir de esto, ¿Qué va a ser de mí…?

DEPENDENCIA
© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS